viernes, 5 de junio de 2015

DIÁLOGO ENTRE FILOSOFÍA Y LITERATURA: LAS SENSACIONES DEL CONOCIMIENTO

El conocimiento es misterio, fascinación
pero ante todo, es detenerse en las cosas
pequeñas para ver la magia que esconden.
En la actualidad, el ser humano ha perdido ese detenimiento en los detalles por la constante aceleración del tiempo  en nuestra  cotidianidad o también esto se da por la capacidad de reprimir  aquellas emociones que los detalles generan en su identidad o personalidad  por miedo o simplemente por esa necesidad de silencio donde pensamos que no estamos listos para expresarla según esa circunstancia o  acto humano, objeto de su expresión.  En el Arte Poética de Jorge Luis Borges, se nos enseña a devolvernos a ese ejercicio de la contemplación, fascinación y asombro que los detalles suscitan en nosotros para darnos una belleza del mundo o de la realidad.

Borges el sabio que descubrió conocimiento
en el pensamiento, pero también quien
nos enseñó a ver la magia del conocimiento
desde la sensibilidad de la narrativa
literaria y filosófica a través de su obra.
Una sensación para ser objeto de detalle, deberían ser  los ríos y los cauces por los distintas direcciones donde la corriente los lleva en su movimiento, la cual se asemeja al conocimiento, pues este es quien nos encamina a nuestras construcciones humanas para vincularnos con una cultura, sociedad o emanar un lazo afectivo con otro como compañero o amigo en la construcción de preguntas y conceptos. 




                                 En el texto de Borges, esto se nos refleja de la siguiente forma:
                                              Mirar el río hecho de tiempo y agua
                                                                    y recordar que el tiempo es otro río,
                                                                       saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

El conocimiento, es quien configura
las nuevas del ver y sentir del
ser humano para una mayor configuración
del pensar en lo filosófico y literario.
 Lo anterior, es para decir que el conocimiento es un río y el cauce, es la vida misma, pues cuando nosotros adquirimos nuevas formas de pensamiento, ya no sólo evocamos las experiencias posteriores al aprendizaje sino que estamos proyectándonos en el otro conocimiento para hallar otras posibilidades de camino. Pero a veces nos olvidamos por pensar en esto, que conocer no tiene como finalidad mirarnos en un camino, sino por el contrario, seducirnos a través de los detalles para recordarnos todos los estados evolutivos del saber que desde nuestra escuela y la cotidianidad han hecho de nosotros para no perdernos en esa sobreoferta del río de la información. De igual manera, no caernos en alguna estaca del cauce, sino más bien, ver en  rostros humanos para enseñarles o darle una guía gracias a nuestras huellas del camino.

Esto no se logra, en días, semanas, años, horas, minutos o segundos en los sujetos que somos nosotros. Todo depende de la capacidad de confrontarnos, analizarnos o de la disponibilidad que tengamos como intérpretes del mundo a partir de la lectura y escritura de las sensaciones que hagamos de los actos humanos en la formación donde encaminemos el conocimiento. Que desde el poema se daría en esta perspectiva:
 Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

  
Borges, el eterno viajero del conocimiento
que en su mente tiene todo el imaginario de
lo humano para enseñarlo a futuras generaciones
Desde este fragmento, el conocimiento, es un sueño que nos mantiene a la expectativa sobre aquello que nos asombró o nos devela en los símbolos donde se encuentra como palabra, todas sus formas de significación según la cultura donde nos insertemos. Cabría decir que lo curioso de conocer,  es que nos muestra lo que nos delimita como seres humanos para alcanzarlo en la totalidad y eso se llama la muerte; de ahí que conocer, sea una vigilia del sueño de cada uno por alcanzar un saber o un sentir intelectual para ser mejores, pero quien realiza la búsqueda debe ser consciente que podrá conocer solamente una porción según sus expectativas de la vida o en la existencia física en el mundo.

             Quizás conocer, no sea quedarse en el ejercicio del leer libros, escribir palabras, hablar con otros a través de códigos y símbolos para hallar sus construcciones de sentido mediante el lenguaje. Es más bien esta afirmación de Borges:

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
 
En otras palabras, es interminable, porque la magia, el asombro y la seducción cada vez crecerán en nosotros mismos a medida que lo exploremos en sus distintas facetas o más bien, sea el cristal donde reflejamos  cada huella del camino infinito que comenzamos en el nacimiento y dejamos de ver en la muerte. Donde lo único que quedará serán las huellas interminables de aquello no logrado en nuestra existencia.


Por otra parte, algunos autores o teóricos en distintas áreas del conocimiento, pero más que todo en la literatura, siempre nos muestran éste como un viaje, donde se dialoga con el ello o el yo de uno mismo. Y en el cual se busca identificar las diversas manifestaciones que desde el viaje convergen  en el hombre para ayudarlo a su acrecentamiento intelectual o humano con la finalidad de ver como se retornan a esas manifestaciones una y otra vez según los deseos que tenemos para verlas o más bien evitarlas a partir de las circunstancias; en el poema del arte poética, esto se vive de esta forma:

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,   

Concluiríamos diciendo que las manifestaciones pueden ser la palabra, el silencio, el concepto o la metáfora, que la convertimos en música, rumor o símbolo, porque es la manera que tenemos para comunicarnos con ellas o simplemente ocultarlas para que un “otro” se tome la tarea de interpretarlas. Con la intencionalidad de ver los matices humanos que desde los años de existencia les hemos brindado en el arte de la poética humana.

Bibliografía
·         Borges, Jorge Luis. Selección Cuentos, Ensayos y Poemas. Medellín: Universidad de Antioquia, 2012.

EL DESAFÍO DE LA FILOSOFÍA ANALÍTICA

La filosofía analítica, mira al ser humano
como un cubo que tiene secuencias lógicas,
las cuales arma a través del lenguaje e igualmente
categoriza mediante el mismo. Para los
analíticos el lenguaje es la verdad o
es una de sus configuraciones de sentido.
Nuestro tiempo, busca no solamente pensar un mundo desde lo plural y lo diferente, sino que también busca llegar a la comprensión e interpretación que dichas formas tienen en la cultura. Para ello, la filosofía utiliza el lenguaje, pues gracias a este nos comunicamos, reflexionamos, pensamos y construimos la comunicación ante el mundo. De igual forma que configuramos conceptos y preguntas propias de la actualidad.



De lo anterior salen dos vertientes del pensamiento: la analítica  y la continental, la cual la primera  según las notas de clase de filosofía contemporánea  tiene la siguiente intencionalidad:
La filosofía analítica concentra todos sus esfuerzos en el análisis lógico lingüístico. Ella  busca justificar los criterios que hacen verdadero el saber. Ella intenta clarificar los criterios que le dan justificación científica al saber y universalidad al pensamiento. El tipo de escritura que la escuela analítica emplea es argumentativo, y definitorio, es decir, ella busca, a través de definiciones, clarificar y despejar de dudas todos los ámbitos donde se puedan encontrar obscuridades. (Arroyave, 1, 2014)

La explicación de los hechos, es la base
de la filosofía analítica e igualmente
la construcción de sistemas de lógica
para comprobar o falsear toda clase
de premisas lógicas.
En otras palabras, esta corriente de pensamiento nos muestra que el lenguaje nace es a partir de la comprobación, pero ante todo de una elaboración del pensamiento como procesamiento que busca mostrar gracias a distintas secuencias, los elementos que lo llevaron a su desarrollo. Ejemplo de ello, la utilidad que tiene cada objeto de mundo en la formación lingüística de los individuos. Lo mismo que los argumentos que lleva su utilización dentro del lenguaje; sin embargo, la filosofía analítica, subyace en pensar que el problema de la filosofía, es que debe utilizar un sistema de categorías o universales para demostrar los hallazgos que ella indaga a lo largo de su tradición histórica. Para tener un mayor orden, y en especial tener un estudio más profundo del lenguaje y del pensamiento.

 No obstante, a lo largo de su desarrollo histórico, uno de sus grandes desafíos ha sido el de mostrar estos aspectos en la tradición histórica del pensamiento:
Unos filósofos analíticos, conciben el análisis lingüístico como un proceso de descomposición de lo más complejo en las partes más simples. Otros conciben el análisis lingüístico como el desarrollo a través del cual lo inexpresado llega a hacerse expreso, es decir expresar lo inexpresado. Otros filósofos analíticos conciben que el análisis lingüístico consiste en  la traducción o paráfrasis. Aún la misma idea de análisis lingüístico privado de toda referencia a lo empírico es cuestionada (Arroyave, 15, 2014)


Lo anterior es para decir que a pesar de tener como objeto del pensamiento al lenguaje, en esta filosofía, se presentan dos debates acerca de cómo enfocar el estudio, puesto que se busca algo que sea sistemático, profundo y fecundo en la construcción, porque de lo contrario caería el pensamiento en un relativismo donde no se puede expresar con claridad las ideas o desde otra perspectiva, podría ser imposible ser traducida como lenguaje, objeto de conocimiento.  Sin embargo, el mayor interés de la filosofía analítica, es desenmascarar los lenguajes que la tradición ha tenido en relación con sus preguntas y construcciones de concepto. De igual forma que las nociones que utilizó para sus demostraciones teóricas.
 
Rusell, Wittgenstein y Rorty
entre muchos otros son quienes
más trabajan en su acervo la
filosofía analítica.

Por otro lado, pese a centrarse en el lenguaje en sus inicios y a usar a la lingüística y lógica para sus investigaciones académicas, la filosofía analítica desde sus distintas corrientes tuvo que entrar en diálogo con otras áreas del conocimiento con el sentido que su objeto de estudio, no se viera sesgado en un solo espacio, sino por la necesidad de ahondar el papel que jugaba el lenguaje en otros ámbitos humanos. Debido a que en última instancia, esto daría como resultado una serie de debates y discusiones que fortalecerían su método e indiscutiblemente otros lenguajes para su análisis como son el científico, el común, los procesos mentales y por último, el de lo psicológico o sociológico a nivel de la cultura.


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