San Agustín, Filósofo, pedagogo, Lingüista, Literato y teólogo del Medioevo pero antes un ateo convertido. |
Era miércoles, 13 de abril de 2011 Tarsicio nos quiso introducir en la biografía e influencias del pensamiento de San Agustín de Hipona, a través de unas lecturas del magistro.
De estas lecturas salieron los siguientes aportes que fueron las miradas de la sintaxis, pragmática, semántica de la palabra a la hora de hacer las interpretaciones; que es lo que hoy conocemos como Hermenéutica. En especial, porque esta mirada del discurso agustiniano, es para mostrar la importancia del lenguaje medieval mediante el uso de saber decir bien un discurso, ser buen orador frente a un determinado grupo de personas; pero en especial demostrar capacidad sensitiva por lo poético y lo lírico pero también demostrar desde lo pedagógico la importancia de la buena memoria y la capacidad de recordar hechos a través de palabras u oraciones.
El Magistro de San Agustín es quien Generó la Hermenéutica y Semiótica Agustiniana en personalidades como Umberto Eco, Jacques Lacan y Ludwing Wittgenteins |
A la persona que acá escribe, le fue encomendada la tarea de hacer la relatoría de ese encuentro magno y filosófico, donde voy a rescatar los conceptos de Lenguaje y Hermenéutica en la mirada del pensamiento Agustiniano; para eso me voy a valer del doctor Gonzalo Soto Posada y de la Obra XXIV de San Agustín.
Ahora bien, del primero, nos plantea que la palabra es un lenguaje humano y de Dios y que san Agustín, usa las palabras desde lo dialéctico y lo ordine.
“La dialéctica, es usada para hacer un análisis de los signos de las palabras como signos; en cambio, desde lo ordine, se busca los nexos del mundo, la comunicación entre los hombres y los fenónemos que suscita entre los mismos”[1]
Sabemos que gracias a lo dialéctico nace lo que se conoce como semiótica o semiología que es la ciencia o disciplina de los signos, según la mirada que se le quiere dar según los espectadores a esta perspectiva de lo relacionado con los signos.
Las Confesiones, fue su primera puesta en escena para mostrar una teoría del conocimiento pero también es una forma de encontrar desde lo humano y espiritual con Dios. |
Pero la lección que más importante, nos da San Agustín, en su Magistro, no es que es su texto se para enseñarle a su hijo Adeodato, los comportamientos y normas para construir un ideal de hombre medieval, sino que fuera una persona con un amplio espíritu de crítica y reflexión sobre lo relacionado con la fe y Dios.
Del mismo modo, en la hermenéutica Agustiniana, no sólo se ve a un hombre que busca interpretar los textos religiosos para darle sentido a través de la pragmática, semántica, sintaxis como ya lo hemos dicho sino a un hombre que mediante su lectura interpretativa, ve los lenguajes del mundo, como las señales de Dios; para esto se vale de la interpretación para encontrar su significado.
Lenguaje como abreviatura de interés para la reflexión, donde participan activamente el ser-pensar-hablar y así encontrar en las palabras relaciones con los signos lingüísticos pero en especial su naturaleza y sus sentidos.
Lenguaje como comunicación, es mirar la adquisición por parte de los seres humanos, pero en especial el uso y sonido de las palabras (verbo, materialidad y significación).
Así mismo, fue de los pensadores en hacer la diferencia marcada entre el lenguaje y la lenguaje, nos dice que la segunda es de uso particular en un determinado grupo de personas; en cambio, el lenguaje, es universal y es comprensivo por todos los individuos que habitan un lugar.
Quisiera decir, que desde lo pedagógico, la propuesta agustiniana, no nace en si como un medio para enseñar sino que nos devela otra manera a través de los prejuicios que tenemos a lo largo de nuestra existencia humana, de ahí, que siempre que la leemos nos valemos de diversas posturas de pensamientos, para mirar en el lenguaje de san Agustín, no sólo la interpretación sino los usos del lenguaje y las significaciones que se tienen en torno al mismo.
En la hermenéutica, San Agustín aportó la semiótica y la teoría del conocimiento como ejes de la interpretación en la edad media. De la primera, ya hemos hablado mucho en el este texto; en cuanto a la teoría del conocimiento es basada en Aristóteles y éste a su vez en Heráclito y los estoicos. En esta teoría del conocimiento, el hombre es su eje de comprensión, esto se debe al encuentro que éste mismo tiene con Dios. “Esta teoría es llamada el iluminismo y el eje en que se fundamenta es que el conocimiento, es buscado desde y para la experiencia en el mundo sensible y que lo verdadero está en uno mismo. De ahí que los ejes de su teoría sean el espíritu y la intimidad de la conciencia.
A pesar de que llegamos a conocer verdades absolutas de valores universales como 7+3=10 lo alcanzamos gracias a los conocimientos que tenemos de unas reglas, normas e ideas por las cuales registramos lo que leemos de manera sensible.
Puesto que esto lo administra el alma y el espíritu; por tanto debemos tener una fuerza interior de la verdad, para estar iluminados. Pero para esto, no se necesita una iluminación natural ni de una revelación. Sucede que Dios se dirige al espíritu, sino que se dirige al hombre mediante lo que él posee que se llama inteligencia”[3]
Si miramos en todos los autores conocedores de San Agustín, que lo valido del conocimiento es la nueva dimensión del conocimiento de la realidad, “que es un modo de conocer de manera inédita al ser para no dejarse llevar por un determinismo sino por todo un naturalismo sobre lo que poseen las cosas en sí mismas”[4] En otras palabras, lo que nos plantea san Agustín en su teoría del conocimiento, es que todo lo que se conoce siempre repercutirá en tener un cambio sobre la realidad que nosotros percibimos ejemplo cuando leemos un libro sobre la vida, siempre lo hacemos con la intención de consultar y/o aprender sobre el concepto que se ese texto tenga sobre la misma pero muy especial en ¿Qué cambia o no cambia la mirada que tenemos sobre dicho concepto?
Lo que vemos con la siguiente pregunta es que todo texto o perspectiva que tenemos de algo nos cambia de manera natural o absoluta.
Por lo tanto ese conocimiento, nos permite ver que para explicar y comprender un conocimiento siempre necesitamos: “trascender y subir por encima de ti, pero no te quedes encerrado en ti. Pues hay que pasar del mundo exterior (foris) al de los sentidos, seguidamente al interior (intus) y en el mundo espiritual donde el hombre se encuentra con el corazón (íntimus cordi) que es lo más intimo de su ser que lo conduce a Dios como la causa de la verdad intima de ese encuentro y lo más elevado de ese sumo mío”[5]
Lo que hace es que el hombre sea más crítico y reflexivo en todo lo relacionado con el conocimiento, pero en especial se vea en el mismo la oportunidad de trascender e ir más allá para ser una mejor persona desde la dimensión intelectual, del mismo modo, eso que conoce y comprende sea el medio para llegar a Dios.
Adicional a esto, la teoría del conocimiento de San Agustín, ayudó al desarrollo de la filosofía moderna con Descartes y la res cogito, ergo sum (pienso luego existo) no obstante, también tomaron sus vestigios Agustinianos contemporáneos de nuestra época como José Ortega y Gasset y Fernando Savater en los conceptos de conciencia como artículo del pensamiento pero que también es conocerse así mismo en intimidad y reflejarse en ella.
Ejemplo de lo que dice el texto son las canciones siempre las consideraremos formas de conocimiento, pues gracias a ellas puedes tocar las sensaciones que ellas generan también oírlas y así mismo dibujarlas en el papel.
Si no se hace, no vale la pena el diálogo, debido a que esto, “quedaría como una mera palabrería, habladuría en el uso de las palabras que no revelan sentido, de lo que realmente se quiere decir en el despertar suscito de la palabra externa”[6]
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[1] SOTO POSADA, Gonzalo, DIEZ APROXIMACIONES AL MEDIOEVO, UPB, Medellín, 1999.
[2] Ibíd. Pág.13
[3] VALENCIA RODRÍGUEZ, Juan Manuel, Pág. 148-152, FILOSOFÍA: parte específica: pruebas de acceso a la universidad para mayores de 25 años, MAD-Eduforma, 2004 - 224 páginas
[4]SÁNCHEZ CARO, Javier- SÁNCHEZ CARO, Jesús, EL MÉDICO Y LA INTIMIDAD, Pág.32. Ediciones Díaz de Santos, 2001 - 239 páginas
[5] Ibíd. Pág.32.
[6] LÓPEZ AGUDELO, Juan Esteban, APUNTES DE CLASES HERMENÉUTICA, Clase 3 de Febrero, Pbro. Orlando Arroyave Valencia, UPB, Medellín, 2010-10
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