sábado, 8 de septiembre de 2012

FILOSOFÍA: EL MAESTRO DE FILOSOFÍA EN EL SIGLO XXI

El Maestro de Filosofía, es un sujeto que
mediante su lenguaje, busca la sensibilidad
social y cultural de sus estudiantes, para
que construyen conceptos y preguntas
sobre diversas temáticas del conocimiento
para ser personas más analíticas y críticas
a la hora de dialogar.

Si buscamos en el diccionario de la RAE que significa la palabra nos encontramos: “palabra que viene del lat. Magíster, -tri, Persona que es práctica en una materia y la maneja con desenvoltura”[1]; un maestro de filosofía, no es sólo una persona que maneja y práctica una materia con desenvoltura como si fuera un ser convencional, al contrario, su función es  comunicar, notificar, explicar, comprender y traducir verdades que mejoran la calidad de vida no solamente de los estudiantes sino de sí mismo como sujeto inmerso en una sociedad o cultura, dentro de su ejercicio docente, sus verdades no solo develan conocimiento también son la muestra de una gran vocacionalidad por su doctrina ética y axiológica.

El Filósofo es el primer pedagogo por
excelencia, porque busca a través
del pensamiento, generar nuevas
horizontes de comprensión hacía
un diálogo. Desde la conexión
disciplinaria del conocimiento. 
El maestro de filosofía, no  utiliza su  espacio de clases para mostrar un mensaje con ayuda de los elementos que enunciamos en la parte de arriba,  es alguien que dialoga mediante una pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti? o ¿Por qué me has llamado para enseñarte el saber filosófico? [2]; Que se deviene de forma constante por la transformación de su  piel de maestro que se pregunta o diserta a cerca de su quehacer pedagógico-filosófico en las aulas, pero  esta cualidad  es el medio por el cual se puede develar  como se ha profundizado o añejado la enseñanza de la filosofía,  sino que se vuelve el referente necesario de evaluación del proceso de enseñanza y aprendizaje que llevan tanto el maestro como su alumno. A mirar los avances del procesos desde los conceptos de evolución y progreso.
El Maestro de Filosofía es un Seductor,
porque devela mediante sus palabras
y preguntas un lenguaje interesante
que piensa diversas formas de comunicar
el conocimiento para que sea más
accequible y misterioso.


Adicional a esto, el maestro que se pregunta o cuestiona, no lo hace solo para enseñar y aprender  como persona, sujeto enseñante o de un  alumno, que es sujeto aprendiz, sino que en palabras de George Steiner: “lo hace para irrumpir y arrasar con el fin de limpiar y reconstruir la mente de ese mortal que va en su búsqueda”[3].

Del mismo modo, no se queda, en la  escala de enseñante cuestionador o  de alguien  que se pregunta junto con su alumno, ellos también son personas convencionales: “son seres cotidianos que tienen problemas, sueños y sensibilidad con respecto a la vida, la cual es un constante desafío vivir a la luz de la indagación y comunicación de sí mismo”. [4]


Esta categorización,  demuestra que el maestro no solo vive de hacerse preguntas, dialogando o mirando una tradición, sino que es un ser como cualquier otro con necesidades afectivas, sociales y culturales, las cuales busca satisfacer no necesariamente mediante un sueldo sino a través de un oficio como es enseñar a pensar a otros.

Ejemplo de lo expuesto Peirce, Sócrates, Sastre, Wittgenteins y otros.

Ahora vamos a  mirar al maestro como un seductor, cuya  finalidad  es tirar una disertación o pregunta con base en una mirada filosófica, la cual responderá a los intereses de sus alumnos y/o discípulos, puesto que eso es seducir, buscar afinidades mías que le gusten al otro para establecer un vinculo que nos una o atraiga su atención.

El efecto de esta seducción, es “la dislumbración de las tormentas en los altos mares del conocimiento y así amedrentar a la sirena que se llama ignorancia o a las tormentas de la pereza y del facilismo; e incitar a nuevos caminos que inciten las aventuras de nuevos encuentros”. [5]

Los maestros de filosofía como  seductores,  no son simples generadores de una pasión, son seres carismáticos que buscan a través de las almas de sus alumnos, para que conozcan sus capacidades, en los diversos ámbitos de sus ser como humanos e intelectuales. Y así buscar asombrar a la sociedad.

Por otra parte,  hablaremos del maestro de filosofía como sabio, puesto que ya hemos expuesto del seductor, indagador, ser cotidiano. Éste nace como un heredero de la herencia socrática, la cual es dialogar con la tradición cada que se va realizar una investigación, lectura, análisis o  crítica   de un texto o trabajo filosófico,  por el valor que esta tiene para responder las mismas o nuevas preguntas que surgen dentro del quehacer cotidiano de la clase de filosofía.

El maestro sabio es alguien humilde que dice: “No se puede indagar de lo que sabe, puesto que ya se sabe y en ese caso no hay necesidad de indagación, ya que lo que no sabe es lo que se tiene indagar.”  [6] Esto genera que su alumno cada día desarrolle una competencia dialógica con si mismo, pero especialmente con el conocimiento, por que se da cuenta cuál es su trayecto o las rutas que debe trazar para alcanzar igual o mejor trayecto que su maestro.

La labor del maestro sabio  no se concentra en sembrar, modificar o guiar, sino ayudar a que ese alumno en el alcance  de lo propuesto, con su ayuda  o  mostrarle el camino para llegar a la nave de la doxa o del sentido común en su existencia, es más bien, confrontar sus ideas en torno al conocimiento.

Se concluye , que el maestro de filosofía del siglo XXI es una combinación de un sembrador, sabio, artesano, guía o ser cotidiano que forma diversas formas de ver, analizar y pensar el mundo; si no lo es su tarea será buscar la forma que su enseñanza sea la forma para que aprende a buscar ese sentido que todos debemos ser.    

 El siguiente texto fue Escrito el día 15 de Septiembre en el II Semestre de Licenciatura en Filosofía & Letras, en la UPB para el docente Iván Darío Carmona en el curso de Construcción del Pensamiento Pedagógico, el cual buscó transversalizar la pedagogía, Filosofía y Literatura en un saber teorético y crítico de la cotidianidad.

Espero que lo disfruten.



[1] Tomado del Diccionario de la REAL ACADEMIA de la LENGUA ESPAÑOLA: http://www.rae.es/rae.html 
[2] STEINER, George, LECCIONES DE LOS MAESTROS, Siruela, España/04, Pág. 25.
[3] Ibíd. Pág. 25
[4] Ibíd.  Pág. 28.
[5] Paráfrasis de VÁSQUEZ RODRÍGUEZ, Fernando, AVATARES LOS OFICIOS DEL MAESTRO: Analogías en búsqueda de la comprensión del ser MAESTRO pág.38.
[6] STEINER, George, LECCIONES DE LOS MAESTROS, Siruela, España/04, Pág. 36.

No hay comentarios:

A Santiago, un astro de la música

Santiago, un niño que sueña canciones escrita en partituras para incitar al oyente a soñar,  pensarse y en especial hallar su esencia ...