jueves, 17 de septiembre de 2015

LA TEORÍA CRÍTICA Y LA CULTURA

La teoría crítica, es una escuela del
pensamiento en el siglo XX que confrontó
los distintos puntos del ser humano
en el pensar, sentir y actuar para
confrontarlo en sus distintas formas de ver
el mundo; pero ante todo, enseñarle
a pensar por sí mismo.
La filosofía siempre ha pensado las relaciones que tiene el hombre con la sociedad desde distintas perspectivas de pensamiento, esto con el fin de tener una mayor comprensión e interpretación de la experiencia de mundo que le rodea. Pero según Sofía Zuluaga Vivas, esto obedece se da por la siguiente causa:

Las relaciones sociales deben encajar o en la esfera privada si sólo conciernen a individuos particulares o en la esfera pública si se trata de asuntos que conciernen a la colectividad y al interés social; estas esferas resultan excluyentes entre sí y ninguna puede ―dentro del discurso político moderno― inmiscuirse en los asuntos de la otra (28)

Es por esto que el  mundo contemporáneo, se encuentra en el  constante debate, si las decisiones que el hombre toma con otros a través de sus relaciones deban ser relaciones públicas o privadas, pero dando respuesta a esto, en los años cuarenta la teoría crítica en cabeza de Adorno y Horkheimer/ Marcusse y Habermas, nos muestran que no es tanto pensar desde lo público o privado el asunto político, sino concientizar al individuo sobre el estado en el que se encuentra la sociedad, donde ya lo importante no es el cuidado de sí mismo desde el conocimiento, sino por el contrario que el nuevo objetivo, es tratarlo como una mercancía que piensa y obedece las ordenes de otros, olvidándose así de la libertad de pensar por sí mismo y más bien dejarse atar por el prejuicio del otro, gracias a su capacidad de persuasión y convencimiento.

La cultura en el siglo XX es el lugar
de los cambios en las teorizaciones
humanas en todas sus expresiones y
experiencias; preexiste un asunto
el hombre está en su constante búsqueda
de libertad, pues muchas veces
se encuentra en una prisión teorética.
La   pérdida del pensamiento autónomo, ya desarrolla a un hombre que es esclavo de una sociedad capitalista, donde lo importante es favorecer la industrialización a costa de la vida misma, logrando que la sociedad le importe más el hacer que el ser. Porque entre más se produzca más oportunidad tiene el hombre de acrecentar la técnica y menos tiempo tiene de crecer en lo humano por estar constantemente ocupado produciendo teorizaciones del manejo de la máquina. Esto  dio como consecuencia que los miembros de la teoría crítica tuvieran como tarea confrontar a ese hombre y su experiencia de mundo tanto en el plano de lo público como lo privado a través de la siguiente afirmación:

La teoría crítica de la sociedad es heredera además de la nueva concepción de la historia, cuando postula que cada hombre debe construir su propia esencia a lo largo de la  historia, pues la esencia no es algo que preexiste; la realización plena del ser humano es algo que se va construyendo con el devenir; en este sentido la historia es emancipación, es multidimensional, es liberación del ser humano de su minoría de edad, es creación de autonomía humana, es progreso hacia la libertad (7)



El hombre muchas veces no es
libre por los fenómenos sociales y
culturales que ocurren en su contexto, lo
mismo que por las transformaciones que
sufre la cotidianidad desde los procesos
de globalización. Haciéndole perder
su identidad.
Lo anterior, es para decir que la historia del hombre se escribe es a través de los cambios que desde los fenómenos se hacen presentes en una sociedad y cultura para preservarla en el tiempo o de igual manera, nutrirlas con nuevas formas del pensamiento, pero ante todo, es para darle la oportunidad a sus habitantes de escribir su historia, no solamente desde una sola perspectiva de pensamiento, por el contrario más bien desde múltiples formas, esto con el fin de examinar los distintos elementos que se encuentran en la realidad  a través de la razón objetiva y subjetiva tal y como lo plantea Horkheimer, dado que desde ambas reconfiguraría la historia social y cultura de manera más amplia y fecunda, pero en especial podría dar sentido a los fines que como hombre tiene su vida.

Adicional a esto, Adorno a partir de su lectura de Hegel, nos muestra que el hombre escribe su propio camino, dado que  cuando desarrolló la infraestructura social, técnica y económica, nunca pensó las consecuencias que esto conllevaría a largo plazo para la cultura desde las distintas formas de pensar e igualmente en su cotidianidad. En otras palabras, se avizoró una sociedad industrial que piensa más en la técnica, oprime las libertades de expresión y que manipula al hombre a través de los discursos del progreso o simplemente lo seduce, sin importarle que podría generarse.

Por último Habermas y Marcuse, piensan que el  efecto que las guerras mundiales y la industrialización generaron en el ser humano es el  siguiente:
La teoría crítica sostiene que el desarrollo de las fuerzas productivas es inherente a la misma organización capitalista e influye directamente en la transformación social de algunos sectores de la vida humana. Además sostiene que en el proceso de reconstruir una moral universal, se desenmascara todo tipo de legitimación ideológica y exige una discusión racional de todo aquello que vaya en contra de la calidad de vida en el planeta. Insiste en que las interpretaciones relacionadas con el mundo, la historia y estas a su vez ligadas a las creencias religiosas van rumbo a la desaparición de las tradiciones culturales de los pueblos, produciéndose un vacío que concluye con una crisis de identidad en los pueblos (8)

En conclusión, lo que ambos autores buscan en sus obras, es como los fenómenos culturales no solamente las dinámicas de producción económica en la industria o generaron en nosotros distintas formas de relacionarnos en lo social, sino que también en la memoria de los pueblos la transformación fue de pasar a  tener una identidad única, ahora a compartirla con  quienes se insertan en la cultura o realizan indagaciones sobre ella en sus distintas dimensiones. Pero quizás es en la esfera de lo público donde podremos reconocernos e identificar la diferencia que tenemos en lo humano o también nos separa en el saber de la filosofía o de las ciencias dentro del discurso.

Bibliografía
·         Arroyave Valencia, Orlando. Notas de Clase Filosofía Contemporánea . Medellín, 2014.

·         Zuluaga Vivas, Sofía. El Poder Constituyente . Medellín: UPB, 2014.

FILOSOFÍA: LA PREGUNTA POR LOS VALORES DE LA MODERNIDAD

Lo moderno, es la apuesta al pensar
con razonamiento lógico, pero al mismo
tiempo, es la interpelación a los juicios
que tenemos frente al mundo; mientras
lo contemporáneo, es hallar la comprensión
en la pluralidad de sentidos.
La edad moderna se preocupó por cultivar al hombre en el conocimiento de las ciencias y los distintos saberes de la época como son el arte, la literatura, la danza, el teatro, la historia, la música, pero en especial en el pensamiento filosófico a través de la lectura de la cabeza de autores como Descartes, Kant, Rousseau, Hegel, Fichte entre otros con el propósito de generar una conciencia crítica, analítica y reflexiva. Dado que según la doctora  Sofía Zuluaga Vivas, la modernidad tiene como propósito romper con el clero como institución, pero ante todo, generar distintas revoluciones; según esta afirmación de la autora:

Se contaba para entonces, con una pluralidad de modos de entender a Dios y a las religiones, lo que terminó por convertirse en algo sumamente novedoso y problemático, pues impedía que la fe o más precisamente que la religión cumpliera entonces la función político-social que había desempeñado durante la época feudal (27)

La edad contemporánea surge
como la revolución del hombre
en todos los campos, pero en especial
con la confrontación de ser.
Lo anterior, es para decir que nosotros somos herederos de esa pluralidad para la comprensión e interpretación del mundo, debido a que gracias al cultivo intelectual de estos hombres en el conocimiento, autores como Benjamín y Adorno, pudieron darse cuenta que su escuela de Frankfurt en el siglo XX, es el resultado de la lectura de las obras y autores que antes habíamos enunciado, puesto que ambos buscaban generar una conciencia en su época, y muy enfáticamente en sus espacios geográficos. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial, fue el hecho histórico que desencadenó una reflexión crítica y analítica acerca de los ideales humanos, porque ya esa igualdad o respeto por la diferencia no se  estaban dando, sino por el contrario, se desarrolla es un pensamiento donde prima la irracionalidad y ya el conocimiento no se usa con fines intelectuales, sino para la destrucción masiva del otro que es distinto a mí mismo;  quizás también, la guerra fue la excusa para preguntarnos la veracidad de los valores de la edad moderna para el inicio de la edad contemporánea o más bien, la confrontación de cambio que los seres humanos atraviesan a partir de las distintas circunstancias históricas. Donde ya el hombre moderno que buscaba un pensar y sentir más desde el razonamiento, se transforma en el hombre contemporáneo, más abierto al diálogo a través de la escucha de distintos puntos de vista que se forma como filósofo, literato o artista, desde el  nacimiento de las vanguardias como una forma de dar a conocer esos sentimientos que el hombre moderno consideraba privado y por el contrario, deben mostrarse para generar una fascinación, curiosidad o asombro de la realidad así sea tenue, triste o llamativa.

Podríamos concluir que la respuesta por la pregunta por los valores de la modernidad, no es que se hallan ido al ocaso del olvido, por el contrario sus conceptualizaciones se transformaron y buscaron transcender dando respuesta a la época nuestra, planteándonos tales como ¿Cuál es la esencia de lo humano? O ¿Qué implicaciones tiene la conciencia humana con la técnica para usarla con fines contrarios a los benéficos?

Bibliografía:

Forster, Ricardo. La Crisis de la Racionalidad Moderna . s.f.

Zuluaga Vivas, Sofía. El Poder Constituyente . Medellín: UPB, 2014.

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