jueves, 17 de septiembre de 2015

LA TEORÍA CRÍTICA Y LA CULTURA

La teoría crítica, es una escuela del
pensamiento en el siglo XX que confrontó
los distintos puntos del ser humano
en el pensar, sentir y actuar para
confrontarlo en sus distintas formas de ver
el mundo; pero ante todo, enseñarle
a pensar por sí mismo.
La filosofía siempre ha pensado las relaciones que tiene el hombre con la sociedad desde distintas perspectivas de pensamiento, esto con el fin de tener una mayor comprensión e interpretación de la experiencia de mundo que le rodea. Pero según Sofía Zuluaga Vivas, esto obedece se da por la siguiente causa:

Las relaciones sociales deben encajar o en la esfera privada si sólo conciernen a individuos particulares o en la esfera pública si se trata de asuntos que conciernen a la colectividad y al interés social; estas esferas resultan excluyentes entre sí y ninguna puede ―dentro del discurso político moderno― inmiscuirse en los asuntos de la otra (28)

Es por esto que el  mundo contemporáneo, se encuentra en el  constante debate, si las decisiones que el hombre toma con otros a través de sus relaciones deban ser relaciones públicas o privadas, pero dando respuesta a esto, en los años cuarenta la teoría crítica en cabeza de Adorno y Horkheimer/ Marcusse y Habermas, nos muestran que no es tanto pensar desde lo público o privado el asunto político, sino concientizar al individuo sobre el estado en el que se encuentra la sociedad, donde ya lo importante no es el cuidado de sí mismo desde el conocimiento, sino por el contrario que el nuevo objetivo, es tratarlo como una mercancía que piensa y obedece las ordenes de otros, olvidándose así de la libertad de pensar por sí mismo y más bien dejarse atar por el prejuicio del otro, gracias a su capacidad de persuasión y convencimiento.

La cultura en el siglo XX es el lugar
de los cambios en las teorizaciones
humanas en todas sus expresiones y
experiencias; preexiste un asunto
el hombre está en su constante búsqueda
de libertad, pues muchas veces
se encuentra en una prisión teorética.
La   pérdida del pensamiento autónomo, ya desarrolla a un hombre que es esclavo de una sociedad capitalista, donde lo importante es favorecer la industrialización a costa de la vida misma, logrando que la sociedad le importe más el hacer que el ser. Porque entre más se produzca más oportunidad tiene el hombre de acrecentar la técnica y menos tiempo tiene de crecer en lo humano por estar constantemente ocupado produciendo teorizaciones del manejo de la máquina. Esto  dio como consecuencia que los miembros de la teoría crítica tuvieran como tarea confrontar a ese hombre y su experiencia de mundo tanto en el plano de lo público como lo privado a través de la siguiente afirmación:

La teoría crítica de la sociedad es heredera además de la nueva concepción de la historia, cuando postula que cada hombre debe construir su propia esencia a lo largo de la  historia, pues la esencia no es algo que preexiste; la realización plena del ser humano es algo que se va construyendo con el devenir; en este sentido la historia es emancipación, es multidimensional, es liberación del ser humano de su minoría de edad, es creación de autonomía humana, es progreso hacia la libertad (7)



El hombre muchas veces no es
libre por los fenómenos sociales y
culturales que ocurren en su contexto, lo
mismo que por las transformaciones que
sufre la cotidianidad desde los procesos
de globalización. Haciéndole perder
su identidad.
Lo anterior, es para decir que la historia del hombre se escribe es a través de los cambios que desde los fenómenos se hacen presentes en una sociedad y cultura para preservarla en el tiempo o de igual manera, nutrirlas con nuevas formas del pensamiento, pero ante todo, es para darle la oportunidad a sus habitantes de escribir su historia, no solamente desde una sola perspectiva de pensamiento, por el contrario más bien desde múltiples formas, esto con el fin de examinar los distintos elementos que se encuentran en la realidad  a través de la razón objetiva y subjetiva tal y como lo plantea Horkheimer, dado que desde ambas reconfiguraría la historia social y cultura de manera más amplia y fecunda, pero en especial podría dar sentido a los fines que como hombre tiene su vida.

Adicional a esto, Adorno a partir de su lectura de Hegel, nos muestra que el hombre escribe su propio camino, dado que  cuando desarrolló la infraestructura social, técnica y económica, nunca pensó las consecuencias que esto conllevaría a largo plazo para la cultura desde las distintas formas de pensar e igualmente en su cotidianidad. En otras palabras, se avizoró una sociedad industrial que piensa más en la técnica, oprime las libertades de expresión y que manipula al hombre a través de los discursos del progreso o simplemente lo seduce, sin importarle que podría generarse.

Por último Habermas y Marcuse, piensan que el  efecto que las guerras mundiales y la industrialización generaron en el ser humano es el  siguiente:
La teoría crítica sostiene que el desarrollo de las fuerzas productivas es inherente a la misma organización capitalista e influye directamente en la transformación social de algunos sectores de la vida humana. Además sostiene que en el proceso de reconstruir una moral universal, se desenmascara todo tipo de legitimación ideológica y exige una discusión racional de todo aquello que vaya en contra de la calidad de vida en el planeta. Insiste en que las interpretaciones relacionadas con el mundo, la historia y estas a su vez ligadas a las creencias religiosas van rumbo a la desaparición de las tradiciones culturales de los pueblos, produciéndose un vacío que concluye con una crisis de identidad en los pueblos (8)

En conclusión, lo que ambos autores buscan en sus obras, es como los fenómenos culturales no solamente las dinámicas de producción económica en la industria o generaron en nosotros distintas formas de relacionarnos en lo social, sino que también en la memoria de los pueblos la transformación fue de pasar a  tener una identidad única, ahora a compartirla con  quienes se insertan en la cultura o realizan indagaciones sobre ella en sus distintas dimensiones. Pero quizás es en la esfera de lo público donde podremos reconocernos e identificar la diferencia que tenemos en lo humano o también nos separa en el saber de la filosofía o de las ciencias dentro del discurso.

Bibliografía
·         Arroyave Valencia, Orlando. Notas de Clase Filosofía Contemporánea . Medellín, 2014.

·         Zuluaga Vivas, Sofía. El Poder Constituyente . Medellín: UPB, 2014.

FILOSOFÍA: LA PREGUNTA POR LOS VALORES DE LA MODERNIDAD

Lo moderno, es la apuesta al pensar
con razonamiento lógico, pero al mismo
tiempo, es la interpelación a los juicios
que tenemos frente al mundo; mientras
lo contemporáneo, es hallar la comprensión
en la pluralidad de sentidos.
La edad moderna se preocupó por cultivar al hombre en el conocimiento de las ciencias y los distintos saberes de la época como son el arte, la literatura, la danza, el teatro, la historia, la música, pero en especial en el pensamiento filosófico a través de la lectura de la cabeza de autores como Descartes, Kant, Rousseau, Hegel, Fichte entre otros con el propósito de generar una conciencia crítica, analítica y reflexiva. Dado que según la doctora  Sofía Zuluaga Vivas, la modernidad tiene como propósito romper con el clero como institución, pero ante todo, generar distintas revoluciones; según esta afirmación de la autora:

Se contaba para entonces, con una pluralidad de modos de entender a Dios y a las religiones, lo que terminó por convertirse en algo sumamente novedoso y problemático, pues impedía que la fe o más precisamente que la religión cumpliera entonces la función político-social que había desempeñado durante la época feudal (27)

La edad contemporánea surge
como la revolución del hombre
en todos los campos, pero en especial
con la confrontación de ser.
Lo anterior, es para decir que nosotros somos herederos de esa pluralidad para la comprensión e interpretación del mundo, debido a que gracias al cultivo intelectual de estos hombres en el conocimiento, autores como Benjamín y Adorno, pudieron darse cuenta que su escuela de Frankfurt en el siglo XX, es el resultado de la lectura de las obras y autores que antes habíamos enunciado, puesto que ambos buscaban generar una conciencia en su época, y muy enfáticamente en sus espacios geográficos. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial, fue el hecho histórico que desencadenó una reflexión crítica y analítica acerca de los ideales humanos, porque ya esa igualdad o respeto por la diferencia no se  estaban dando, sino por el contrario, se desarrolla es un pensamiento donde prima la irracionalidad y ya el conocimiento no se usa con fines intelectuales, sino para la destrucción masiva del otro que es distinto a mí mismo;  quizás también, la guerra fue la excusa para preguntarnos la veracidad de los valores de la edad moderna para el inicio de la edad contemporánea o más bien, la confrontación de cambio que los seres humanos atraviesan a partir de las distintas circunstancias históricas. Donde ya el hombre moderno que buscaba un pensar y sentir más desde el razonamiento, se transforma en el hombre contemporáneo, más abierto al diálogo a través de la escucha de distintos puntos de vista que se forma como filósofo, literato o artista, desde el  nacimiento de las vanguardias como una forma de dar a conocer esos sentimientos que el hombre moderno consideraba privado y por el contrario, deben mostrarse para generar una fascinación, curiosidad o asombro de la realidad así sea tenue, triste o llamativa.

Podríamos concluir que la respuesta por la pregunta por los valores de la modernidad, no es que se hallan ido al ocaso del olvido, por el contrario sus conceptualizaciones se transformaron y buscaron transcender dando respuesta a la época nuestra, planteándonos tales como ¿Cuál es la esencia de lo humano? O ¿Qué implicaciones tiene la conciencia humana con la técnica para usarla con fines contrarios a los benéficos?

Bibliografía:

Forster, Ricardo. La Crisis de la Racionalidad Moderna . s.f.

Zuluaga Vivas, Sofía. El Poder Constituyente . Medellín: UPB, 2014.

lunes, 27 de julio de 2015

A LA QUERIDA GABRIELA ELENA


Gaby, es de esos amigos que uno tiene para
reír, para contarle historias, pero también
alguien con quien puedes llorar en confianza,
porque ella te consolará.
Gabriela Elena, mujer de palabras,
de demostraciones, pero ante todo de detalles
es algo que quienes la conocemos recordamos
de ella con mucho cariño.
Mujer ejemplar, cabal y de principios fuertes. Eso me decía alguna vez en un café su jefe de SEDUCA José Fernando Montoya Ortega, que es uno de mis mejores amigos y con quien comparto ser miembro de la Universidad Pontificia Bolivariana, no fueron una sino varias veces en la que mí querido amigo, me decía estos adjetivos de esta mujer, que le dedicó no sólo treinta y dos años de su vida a la psicoorientación, sino también ayudándonos a nosotros quienes pasamos por su existencia, ya sea como pacientes, estudiantes, padres de familia, amigos y familiares. Yo recuerdo que cuando entré a la Normal Superior de Medellín, ella era del comité de admisiones encabezado por Marina Raga, Luz América Fernández y Teresita Pulgarín; las tres me realizaron una ambientación sobre el sentido del ser maestro, pero en especial que era hoy ser
Ella, es una apasionada por la escritura
y la palabra, ya como ella muy pocos son quienes
usan el lenguaje en ambas expresiones de forma
correcta. Todavía que ella fue de mis primeras
correctoras de estilo en mis primeros caminos
dentro de la escritura.
normalista. Ese día era un 30 de noviembre de 2005 a las 12:00 M; desde ese día sellamos nuestra amistad luego de recorrer junto a ella las instalaciones de la Normal Superior de Medellín. Hoy la comunidad ha jubilado una mujer que consagró sus mejores años y conocimiento en pro de la comunidad, pero yo tendré la oportunidad  de túrnamela para tomar tinto con ella, Paula, sus hijos, Luz Dary  y hablar con ella de las palabras que las personas de nuestra ciudad dicen sobre la literatura, ya sea en la forma  de Manuel Mejía Vallejo, Juan Luis Mejía Arango, Reinaldo Spitaletta o de otros autores que son de su predilección. He recuperado otra amiga para el tinto, pues ya con ella paulatinamente se van jubilando esas personas que en el aula me dieron sus mejores años de búsquedas eternas en el conocimiento para yo aprenderlas y así compartirlas hoy con aquellos que pasaron por mis manos que también pasaron por las magnas manos de ellas como fueron Daniel Guzmán Echavarría, Sebastián Londoño Vahos, Carlos Andrés Gómez Rivera, entre muchos otros.  Con Gabriela, compartimos la pasión de los separadores, la cual ella le enseñó a Paula Andrea Restrepo, aunque en la Normal uno ya no sabe quién fue el que le enseñó a una x o y cosa, porque las generaciones y los años a todos se nos están pasando incluyendo a quien escribe. Pero en fin, hay tantas anécdotas que recordar de ella, que dos hojas no serían el espacio suficiente para esto. La querida Gabriela Elena, es la mujer antioqueña de antes, esas mujeres que me cuenta mi abuela cada vez que recuesto mi cabeza en sus piernas. Brava pero noble, de carácter pero de gran corazón, ecuánime pero justa; de esas que andan con el mazo pero también con el abrazo para sus seres queridos.
La mujer que lee y disfruta el texto
hasta sus últimas páginas.

Fueron muchas veces que vi como defendió a estudiantes y familias normalistas en situaciones difíciles, al mismo tiempo que buscó siempre la forma de darles ánimos, ayudarlos en pro del mejoramiento de la calidad de vida. Lo único que me da es esperar cuando me toca el turno para tomar el tinto con ella, y ahora yo no  sea dizque el ocupado por tantos asuntos que se nos presentan en la existencia.

Mis aprecios y un abrazo. Estas palabras son muy sentidas y además son escritas con aprecio y cariño.
Juan Esteban López Agudelo

 Gabriela Elena Restrepo Londoño nació un 27 de noviembre en la ciudad de Medellín de que año no sabemos. Pero podemos decir que es una apasionada por la literatura de nuestra tierra, de Mario Mendoza, Evelio José Rosero, de la infantil, de la universal entre muchas otras literaturas, es un ser humano que disfruta los juegos de los niños, se asombra como ellos de la naturaleza y la existencia. Es madre de Cibeles Viloria y de Antonio José, dos seres humanos valiosos y nobles; tenemos una veintena de amigos en común que también son maravillosos e igualmente nos han permitido crecer en lo humano e intelectual. Le dedicamos esta columna de la biblioteca de Juan, por amistad, cariño y aprecio.

viernes, 5 de junio de 2015

DIÁLOGO ENTRE FILOSOFÍA Y LITERATURA: LAS SENSACIONES DEL CONOCIMIENTO

El conocimiento es misterio, fascinación
pero ante todo, es detenerse en las cosas
pequeñas para ver la magia que esconden.
En la actualidad, el ser humano ha perdido ese detenimiento en los detalles por la constante aceleración del tiempo  en nuestra  cotidianidad o también esto se da por la capacidad de reprimir  aquellas emociones que los detalles generan en su identidad o personalidad  por miedo o simplemente por esa necesidad de silencio donde pensamos que no estamos listos para expresarla según esa circunstancia o  acto humano, objeto de su expresión.  En el Arte Poética de Jorge Luis Borges, se nos enseña a devolvernos a ese ejercicio de la contemplación, fascinación y asombro que los detalles suscitan en nosotros para darnos una belleza del mundo o de la realidad.

Borges el sabio que descubrió conocimiento
en el pensamiento, pero también quien
nos enseñó a ver la magia del conocimiento
desde la sensibilidad de la narrativa
literaria y filosófica a través de su obra.
Una sensación para ser objeto de detalle, deberían ser  los ríos y los cauces por los distintas direcciones donde la corriente los lleva en su movimiento, la cual se asemeja al conocimiento, pues este es quien nos encamina a nuestras construcciones humanas para vincularnos con una cultura, sociedad o emanar un lazo afectivo con otro como compañero o amigo en la construcción de preguntas y conceptos. 




                                 En el texto de Borges, esto se nos refleja de la siguiente forma:
                                              Mirar el río hecho de tiempo y agua
                                                                    y recordar que el tiempo es otro río,
                                                                       saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

El conocimiento, es quien configura
las nuevas del ver y sentir del
ser humano para una mayor configuración
del pensar en lo filosófico y literario.
 Lo anterior, es para decir que el conocimiento es un río y el cauce, es la vida misma, pues cuando nosotros adquirimos nuevas formas de pensamiento, ya no sólo evocamos las experiencias posteriores al aprendizaje sino que estamos proyectándonos en el otro conocimiento para hallar otras posibilidades de camino. Pero a veces nos olvidamos por pensar en esto, que conocer no tiene como finalidad mirarnos en un camino, sino por el contrario, seducirnos a través de los detalles para recordarnos todos los estados evolutivos del saber que desde nuestra escuela y la cotidianidad han hecho de nosotros para no perdernos en esa sobreoferta del río de la información. De igual manera, no caernos en alguna estaca del cauce, sino más bien, ver en  rostros humanos para enseñarles o darle una guía gracias a nuestras huellas del camino.

Esto no se logra, en días, semanas, años, horas, minutos o segundos en los sujetos que somos nosotros. Todo depende de la capacidad de confrontarnos, analizarnos o de la disponibilidad que tengamos como intérpretes del mundo a partir de la lectura y escritura de las sensaciones que hagamos de los actos humanos en la formación donde encaminemos el conocimiento. Que desde el poema se daría en esta perspectiva:
 Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

  
Borges, el eterno viajero del conocimiento
que en su mente tiene todo el imaginario de
lo humano para enseñarlo a futuras generaciones
Desde este fragmento, el conocimiento, es un sueño que nos mantiene a la expectativa sobre aquello que nos asombró o nos devela en los símbolos donde se encuentra como palabra, todas sus formas de significación según la cultura donde nos insertemos. Cabría decir que lo curioso de conocer,  es que nos muestra lo que nos delimita como seres humanos para alcanzarlo en la totalidad y eso se llama la muerte; de ahí que conocer, sea una vigilia del sueño de cada uno por alcanzar un saber o un sentir intelectual para ser mejores, pero quien realiza la búsqueda debe ser consciente que podrá conocer solamente una porción según sus expectativas de la vida o en la existencia física en el mundo.

             Quizás conocer, no sea quedarse en el ejercicio del leer libros, escribir palabras, hablar con otros a través de códigos y símbolos para hallar sus construcciones de sentido mediante el lenguaje. Es más bien esta afirmación de Borges:

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
 
En otras palabras, es interminable, porque la magia, el asombro y la seducción cada vez crecerán en nosotros mismos a medida que lo exploremos en sus distintas facetas o más bien, sea el cristal donde reflejamos  cada huella del camino infinito que comenzamos en el nacimiento y dejamos de ver en la muerte. Donde lo único que quedará serán las huellas interminables de aquello no logrado en nuestra existencia.


Por otra parte, algunos autores o teóricos en distintas áreas del conocimiento, pero más que todo en la literatura, siempre nos muestran éste como un viaje, donde se dialoga con el ello o el yo de uno mismo. Y en el cual se busca identificar las diversas manifestaciones que desde el viaje convergen  en el hombre para ayudarlo a su acrecentamiento intelectual o humano con la finalidad de ver como se retornan a esas manifestaciones una y otra vez según los deseos que tenemos para verlas o más bien evitarlas a partir de las circunstancias; en el poema del arte poética, esto se vive de esta forma:

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,   

Concluiríamos diciendo que las manifestaciones pueden ser la palabra, el silencio, el concepto o la metáfora, que la convertimos en música, rumor o símbolo, porque es la manera que tenemos para comunicarnos con ellas o simplemente ocultarlas para que un “otro” se tome la tarea de interpretarlas. Con la intencionalidad de ver los matices humanos que desde los años de existencia les hemos brindado en el arte de la poética humana.

Bibliografía
·         Borges, Jorge Luis. Selección Cuentos, Ensayos y Poemas. Medellín: Universidad de Antioquia, 2012.

EL DESAFÍO DE LA FILOSOFÍA ANALÍTICA

La filosofía analítica, mira al ser humano
como un cubo que tiene secuencias lógicas,
las cuales arma a través del lenguaje e igualmente
categoriza mediante el mismo. Para los
analíticos el lenguaje es la verdad o
es una de sus configuraciones de sentido.
Nuestro tiempo, busca no solamente pensar un mundo desde lo plural y lo diferente, sino que también busca llegar a la comprensión e interpretación que dichas formas tienen en la cultura. Para ello, la filosofía utiliza el lenguaje, pues gracias a este nos comunicamos, reflexionamos, pensamos y construimos la comunicación ante el mundo. De igual forma que configuramos conceptos y preguntas propias de la actualidad.



De lo anterior salen dos vertientes del pensamiento: la analítica  y la continental, la cual la primera  según las notas de clase de filosofía contemporánea  tiene la siguiente intencionalidad:
La filosofía analítica concentra todos sus esfuerzos en el análisis lógico lingüístico. Ella  busca justificar los criterios que hacen verdadero el saber. Ella intenta clarificar los criterios que le dan justificación científica al saber y universalidad al pensamiento. El tipo de escritura que la escuela analítica emplea es argumentativo, y definitorio, es decir, ella busca, a través de definiciones, clarificar y despejar de dudas todos los ámbitos donde se puedan encontrar obscuridades. (Arroyave, 1, 2014)

La explicación de los hechos, es la base
de la filosofía analítica e igualmente
la construcción de sistemas de lógica
para comprobar o falsear toda clase
de premisas lógicas.
En otras palabras, esta corriente de pensamiento nos muestra que el lenguaje nace es a partir de la comprobación, pero ante todo de una elaboración del pensamiento como procesamiento que busca mostrar gracias a distintas secuencias, los elementos que lo llevaron a su desarrollo. Ejemplo de ello, la utilidad que tiene cada objeto de mundo en la formación lingüística de los individuos. Lo mismo que los argumentos que lleva su utilización dentro del lenguaje; sin embargo, la filosofía analítica, subyace en pensar que el problema de la filosofía, es que debe utilizar un sistema de categorías o universales para demostrar los hallazgos que ella indaga a lo largo de su tradición histórica. Para tener un mayor orden, y en especial tener un estudio más profundo del lenguaje y del pensamiento.

 No obstante, a lo largo de su desarrollo histórico, uno de sus grandes desafíos ha sido el de mostrar estos aspectos en la tradición histórica del pensamiento:
Unos filósofos analíticos, conciben el análisis lingüístico como un proceso de descomposición de lo más complejo en las partes más simples. Otros conciben el análisis lingüístico como el desarrollo a través del cual lo inexpresado llega a hacerse expreso, es decir expresar lo inexpresado. Otros filósofos analíticos conciben que el análisis lingüístico consiste en  la traducción o paráfrasis. Aún la misma idea de análisis lingüístico privado de toda referencia a lo empírico es cuestionada (Arroyave, 15, 2014)


Lo anterior es para decir que a pesar de tener como objeto del pensamiento al lenguaje, en esta filosofía, se presentan dos debates acerca de cómo enfocar el estudio, puesto que se busca algo que sea sistemático, profundo y fecundo en la construcción, porque de lo contrario caería el pensamiento en un relativismo donde no se puede expresar con claridad las ideas o desde otra perspectiva, podría ser imposible ser traducida como lenguaje, objeto de conocimiento.  Sin embargo, el mayor interés de la filosofía analítica, es desenmascarar los lenguajes que la tradición ha tenido en relación con sus preguntas y construcciones de concepto. De igual forma que las nociones que utilizó para sus demostraciones teóricas.
 
Rusell, Wittgenstein y Rorty
entre muchos otros son quienes
más trabajan en su acervo la
filosofía analítica.

Por otro lado, pese a centrarse en el lenguaje en sus inicios y a usar a la lingüística y lógica para sus investigaciones académicas, la filosofía analítica desde sus distintas corrientes tuvo que entrar en diálogo con otras áreas del conocimiento con el sentido que su objeto de estudio, no se viera sesgado en un solo espacio, sino por la necesidad de ahondar el papel que jugaba el lenguaje en otros ámbitos humanos. Debido a que en última instancia, esto daría como resultado una serie de debates y discusiones que fortalecerían su método e indiscutiblemente otros lenguajes para su análisis como son el científico, el común, los procesos mentales y por último, el de lo psicológico o sociológico a nivel de la cultura.


sábado, 24 de enero de 2015

LITERATURA: EL POETA ESE SER QUE NOS DICE COSAS DEL PENSAR



El poeta es el mensajero de los dioses, pues
quien es capaz de reproducir su mensaje de
forma genuina. Lo mismo que darnos a conocer
el mundo con sus acertijos.
El poeta era el mensajero de los dioses que tenía como tarea traducir la palabra que ellos querían decirle a los hombres, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta que esta tarea va mucho más allá. Y su tarea es la de embellecer las palabras con las metáforas para generarnos una emoción o felicidad que puede ser constante o efímera según aquello que nos diga el texto.



Cuando uno lee la conferencia del Arte poética de Borges en el capítulo II El Enigma de la poesía, se encuentra que el poeta tiene como tarea la preservación de la palabra a través de la siguiente afirmación:

Buscamos la poesía; buscamos la vida. Y la vida está, estoy seguro, hecha de poesía. La poesía no es algo extraño: está acechando, como veremos, a la vuelta de la esquina. Puede surgir ante nosotros en cualquier momento (4)


A partir de lo anterior, podríamos decir que el poeta mira su época y la cotidianidad para hallar los sentimientos de quienes la habitan con el fin de reconocer en  la palabra que encierre ese caudal de cosas que muchas veces nadie se atreve a decir. Lo mismo que caminar entre  los vestigios de la humanidad para ver que sensaciones pueden definir eso que siente o piensa sobre un asunto.

Quizás el poeta sea el ser autentico, porque él puede mostrarse como es en realidad o simplemente es alguien que nos dibuja eso que deseamos escuchar desde y para la palabra para sentirnos acogidos en el espacio. Al respecto la profesora Inés Posada en su texto García Márquez el poeta de la Imaginación nos dice lo siguiente:

La poesía es una forma de habitar el mundo, una manera de estar en la vida, en la realidad. Esto implica muchas cosas: una sensibilidad intensa, abierta, atenta al mundo de la vida, de los hombres, de las cosas. Una exploración con el cuerpo, la inteligencia y los sentidos que nos pone en contacto directo y emocionado con el mundo, y que la poesía intenta comunicar a través de la creación de imágenes verbales: analogías, contrastes, metáforas donde se reúnen no sólo los contrarios, sino también los múltiples, los ajenos, los lejanos. Imágenes que acogen esta simultaneidad de realidades, percepciones, sensaciones, emociones, memorias, que habitan en la vida, intentando expresarlas, penetrar profundamente en ellas con otro pensamiento que no excluye ni la razón plural y pensativa, ni el sueño, ni la intuición, para sentir cómo se abre una visión más plena de la realidad en las palabras que la nombran con el hermoso poder de lo sugerido, de lo apenas rozado y que se entrega como revelación para el cuerpo, pero también para el pensamiento.(433)


 
En otras palabras, el poeta ese ser que nos dice cosas del pensar desde la intensidad de su existencia en la humanidad o también de su experiencia de leer asiduamente los textos de otros cuya función es el rescate de la voz viva que se inserta en el escritura. De igual modo, la poesía tiene su sentido es en la creación de imágenes que nos muestra un mundo natural, pero ante todo transformado desde los sueños que desde la experiencia del hábitat de los espacios se genera en nosotros como sus habitantes o simplemente como sus caminantes en un determinado momento de la existencia.

No obstante pensar los espacios o evocarlos desde la memoria, es una de las artes que el poeta puede realizar desde la palabra; pues con ello no sólo muestra su experiencia en estos, sino que nos abre la puerta a nosotros para insertarnos y sugerir nuevas formas de construcción de pensamiento.


Un ejemplo de ello, es la biblioteca en Borges que en su texto nos dice algo en relación a ella:
Una biblioteca es una especie de caverna mágica llena de difuntos. Y esos difuntos pueden renacer, pueden ser devueltos a la vida cuando abrimos sus páginas (5)

Borges, el hombre que con la magia
de la palabra nos enseñó lo fascinante
de ser finitamente humanos.
Esto nos muestra que el poeta ese ser que nos dice cosas del pensar, no solamente dice aquellos ecos que los vivos generan en sus cotidianidades cuando se encuentran, sino que ahonda en los libros y su lectura devolverle la vida a esos seres  que desde su palabra, potenciaron en otros el asombro y la imaginación para escribir sobre distintos asuntos humanos. De ahí que la biblioteca sea el espacio donde se conjura un conocimiento de la cultura en sus tradiciones más presentes, pero de igual forma más milenarias y esto se llame la  magia del encuentro. Donde todos podemos interactuar como el uno, aunque como el otro si lo deseamos con el propósito de escuchar que nos decimos mediante nuestras distintas experiencias de mundo.

Sin embargo cuando se relee la conferencia del Enigma de la poesía, uno se da cuenta que el poeta es un artista, porque imagina, asombra, sueña y siente sus palabras que plasma en sus escritos o socializa con otros desde su voz viva. De lo anterior la siguiente afirmación:

«El arte sucede». Es decir, hay algo misterioso en el arte. Me gustaría tomar sus palabras en un sentido nuevo. Yo diré: El arte sucede cada vez que leemos un poema. Ahora bien, quizá, al menos en apariencia, esto suprima la venerable noción de los clásicos, la idea de los libros perdurables, de los libros en los que siempre hallaremos belleza. Pero espero equivocarme en este punto (6)

Inés Posada, la soñadora
la maestra y la navegante
de las palabras que nos
enseñó a amarlas o también
quien nos sedujo en el camino
de reconocer aquello
fascinante del mundo poético.
En última instancia, es en el leer donde se encuentra el poeta con los otros, ya no tanto en la voz viva como en otros tiempos, sino en el silencio atento que tiene el lector para  escuchar a través del espacio elegido la palabra que se escribe o que venera mediante la lectura del poeta  los autores clásicos o la preservación que tiene  de la belleza de su época gracias a  su comprensión del mundo.


Con esto podríamos decir que la poesía en su lenguaje, nos invita a la escucha, lo mismo que a escabullirnos en la magia de las palabras para tener una sensibilidad más profunda del mundo, y así poder expresar todo ese caudal de sensaciones que tenemos dentro, las cuales no sacamos por el miedo, la soledad o la ensoñación de la tristeza.

Pero aun así, el poeta no podría muchas veces plasmar nuestros estados o expresarlos en palabras, porque somos finitos y esto nos hace variables, cambiables y mutables. Y en palabras de Borges:

Si tengo que definir la poesía y no las tengo todas conmigo, si no me siento demasiado seguro, digo algo como: «poesía es la expresión de la belleza por medio de palabras artísticamente entretejidas». Esta definición podría valer para un diccionario o para un libro de texto, pero a nosotros nos parece poco convincente. Hay algo mucho más importante: algo que nos animaría no sólo a seguir ensayando la poesía, sino a disfrutarla y a sentir que lo sabemos todo sobre ella.
Esto significa que sabemos qué es la poesía. Lo sabemos tan bien que no podemos definirla con otras palabras, como somos incapaces de definir el sabor del café, el color rojo o amarillo o el significado de la ira, el amor, el odio, el amanecer, el atardecer o el amor por nuestro país. Estas cosas están tan arraigadas en nosotros que sólo pueden ser expresadas por esos símbolos comunes que compartimos. ¿Y por qué habríamos de necesitar más palabras? (11)




En conclusión, el poeta solo nos muestra las significaciones que le damos a nuestros estados humanos según nuestras perspectivas de pensamientos, pero en especial lo que sus palabras quieren encerrar son simbologías sobre lo que podría ser, sentir, pensar, oler o soñar un humano en un determinado estado de su existencia en la tierra; aunque abre el camino para la generación de la recolección de sensaciones y palabras que siempre quedaran en la memoria de unos, y en el olvido de otros.

Bibliografía

·         Borges, Jorge Luis. Arte Poética . Buenos Aires : Tauro, 1967.
·        Posada Agudelo, Inés. «García Márquez: Poeta de la Imaginación .» Escritos (2014): 431-455.


FILOSOFÍA: LOS USOS Y TRANSFORMACIONES DE LA HERMENÉUTICA

La hermenéutica en la antigüedad el sentido
interpretativo se hallaba era en la pregunta
pues hacer interpretación era un diálogo
constante entre el intérprete y el texto

El ser humano constantemente está tratando de hallar un sentido a su existencia en el mundo. Para ello busca hacerse preguntas que le den respuesta a ese sentido; de ahí que la hermenéutica, no solo tenga como misión el ayudarlo en ese  encuentro de aquello que es objeto de su indagación, con el propósito de  guiarlo a las  distintas posibilidades de pensamiento que desde el mundo convergen a través de las distintas etapas de la historia.




El  término hermenéutica tiene la siguiente significación según  las notas de clase del curso:

Notificar es hacer explícita la diferencia de otros con respecto a lo koivov. Lo que  se ve en las palabras, lo que las palabras comunican. Y en este sentido hay que entender que lo que las palabras comunican no es una concepción teórica, voluntad, deseo y en el caso particular de Heidegger y quizás más importante las palabras comunican ser y existencia (Arroyave, 1, 2014)

Gadamer, el hombre que nos enseñó
una hermenéutica filosófica desde
el lenguaje, ya que éste es quien
nos ayuda a la configuración de nuestros
juicios valorativos.
Lo anterior, es para decir que a lo largo de la historia humana, el hombre a través de la hermenéutica como ya hemos dicho, busca una respuesta al sentido de su lugar en el mundo. Es por esto, que  el lenguaje se nos muestra como la mejor mediación interpretativa para darle a esa comprensión distintas formas y transformaciones a la existencia. Debido que si observamos a la  historia, podremos apreciar distintas formas de dar respuesta al sentido a través del lenguaje, gracias a la hermenéutica que son: Como primero, en la antigüedad, el sentido se hallaba en la pregunta que sobre algo se plantea quien habla y que responde quien escucha mediante el diálogo con el propósito de convencer, persuadir o debatir desde distintos puntos de vista. Para  el alcance de una predicación o enseñanza.
A partir de lo expuesto, diríamos que la tarea de la hermenéutica, era ayudar a la búsqueda de diversas formas del sentido que desde la pregunta y la respuesta, se circunscriben al mensaje para contextualizarlo a las necesidades del momento y lugar donde se estaba realizando la actividad interpretativa. Mientras que en la Medievalidad, el sentido, obedecía a la traducción de las Sagradas Escrituras de la lengua divina a la lengua humana, con el fin único de hacer comentarios en relación con lo expuesto en ella.


Los ejes de la hermenéutica son el lenguaje
y la existencia humana. Esto con el fin de generar
una mayor conciencia interpretativa en nosotros.
Ya en esta parte, vemos que el uso y transformación de la hermenéutica, es por la comprensión de la existencia humana a partir de la creación divina con la intencionalidad de revelar los distintos sentidos  que hay entre lo sagrado y lo terrenal. Pero en especial, generar una lectura más reflexiva del Texto Sagrado desde sus distintos componentes que son el gramatical, lo normativo, lo alegórico e histórico; esta época se entendía  la labor hermenéutica como identificación de los distintos estilos de lectura -escritura para comprensión de  los diferentes caminos de la anunciación de Dios para mantenerlo vivo desde el mensaje.


Como segundo, en la modernidad, el sentido de la existencia humana desde la hermenéutica según la ilustración, se obtiene es gracias a las pre-comprensiones, pre-juicios y juicios obtenido en las distintas experiencias del mundo. Y es el lenguaje, quien ayuda en esto. Según esta afirmación de las notas de clase:


El análisis profundizado del  fenómeno  de la comprensión, estamos siempre yetados en un mundo de significados y de valores, no nos podemos pensar como entidades neutrales valorantes  de la realidad. Yo veo, encuentro, tomo un hecho histórico siempre teniendo como base mis intereses y mis intereses y mis expectativas de sentido, yo interpreto un hecho también en base a esas, confirmándolas, modificándolas, integrándolas a nuevas adquisiciones (de aquí la circularidad del proceso interpretativo) (ibíd., pág.26)


Lo expuesto busca decirnos que Dilthey, Schleirmacher y toda la tradición de nuestro tiempo, ya no se centraran en observar solamente el lenguaje y sus distintos sentidos en la lectura y escritura del texto. Más bien, buscaran ver en éste, el espíritu de lo humano, las tradiciones históricas, objeto de su conformación en el espacio geográfico, cultural y simbólico,  pues son estas quienes nos muestran la esencia del pensamiento, las formas de mundo que esconde el sentido de la existencia humana. Lo mismo que los elementos del pensamiento, constructores de conceptos articuladores para la validez e invalidez tanto del pre-juicio como del juicio  en la historia y en sus vestigios. Y lo más importante, el ser lingüístico que cada tiempo nos muestra desde el acontecer.


A Santiago, un astro de la música

Santiago, un niño que sueña canciones escrita en partituras para incitar al oyente a soñar,  pensarse y en especial hallar su esencia ...