sábado, 5 de febrero de 2011

LITERATURA: MITOS PARA EXPLICAR LA CREACIÓN



Objetivo: Identificar las diferentes escrituras mitológicas que tienen las diferentes civilizaciones antiguas, en torno a la explicación del Origen de la Vida.

Justificación de los Textos: Desarrollar la capacidad de comprensión lectora en los estudiantes de todos niveles, pero antes que nada, es develar mediante la mitología una forma de pensar a nivel social, cultural, político pero antes conectada con la interpretación cultural.

Lectura #1

LA CREACIÓN SEGÚN LOS ABORÍGENES AUSTRALIANOS


En el Tiempo de los Sueños, en la época Tjukurpa, sólo había una vida sobre la tierra. Una vida inmóvil, representada por una masa embrionaria gigantesca, transparente, hecha de una amalgama de seres inacabados, replegados sobre sí mismos. Y estos proyectos de seres pertenecían cada uno a una especia animal o vegetal. 
Montaña Sagrada de los Aborígenes Australianos que se llama Ulruru 

Tjukurpa ser ancestral que toma forma de humano,
vegetal y animal  para recorrer las montañas y los valles 
Impreso en una materia primigenia se encontraba todo el devenir de la Humanidad. ¡Todo el pasado, el presente y el futuro del mundo se hallaban allí latente! Aquel que salió de la nada y existe por sí mismo, el llamado Ser Supremo, modificó esa masa. Esculpió con ella un cuerpo, brazos, manos, piernas y una cabeza. 

En una de las caras de la cabeza, practicó dos orificios para los ojos; formó la nariz. Hizo una hendidura para la boca y un agujero para el ano. Así fue como los entes inacabados fueron transformados en seres capaces de sostenerse en pie.

 El Tjukurpa habla en términos de pasado y presente. Toda la tierra, incluyendo todo lo que hay y todo lo que vive sobre ella, fue creada durante el Tjukurpa y por el Tjukurpa. Ninguna montaña, valle, llanura, corriente de agua, existía anterior al Tjukurpa; nada había. Durante aquel 

tiempo, seres ancestrales en forma de humanos, animales y plantas viajaron a lo largo y ancho de la tierra y perpetraron hechos remarcables de creación y destrucción. Los viajes de aquellos seres son recordados y celebrados hoy, donde quiera que fueran. La memoria de sus actividades existe hoy en día en la forma de accidentes geográficos como en la montaña sagrada de Uluru.
Jeroglífico sobre la Presencia de los Aborígenes
Australianos 
Cada hombre y cada mujer quedaron ligados a la especia animal o vegetal de la que habían salido; y ese animal o vegetal se convirtió en su Tjukurpa. Así pues, en cada uno de los seres humanos, en cada uno de los animales, de las plantas y los minerales, en las estrellas y en el aire y en el agua, el Ser Supremo, la Energía vital sagrada, difundió su esencia divina, haciendo entrar en una sola, pero inmensa familia, a todas las formas de la Vida. Pero, por desgracia, retenido por el cosmos, no dispuso de tiempo suficiente para concluir su obra y los hombres nacieron imperfectos. Enriquecidos por el Conocimiento primordial del que habían surgido, inspirados por la esencia divina de la que estaban impregnados, los Grandes Antepasados, criaturas gigantescas, ni hombres ni animales, se pusieron a crear el mundo tal y como es ahora. En la inmensa llanura inacabable que era la tierra, crearon los ríos, las colinas y todos los accidentes del terreno. Promulgaron las leyes destinadas a vincular a todos los hombres entre sí por medio de parentescos sumamente complicados, parentescos que se imbrican los unos en los otros, naciendo aquí para reanudarse allá, arrastrando a todos los miembros de un pueblo en un verdadero torbellino de obligaciones de ayuda mutua, encadenando los unos a los otros desde el nacimiento hasta la muerte. Asimismo, proveyeron de vínculos parecidos a los diferentes pueblos. Así, de norte a sur, de este a oeste, los parentescos creados tejieron una gigantesca telaraña cuyos hilos nos guían y protegen desde entonces. Luego, antes de desaparecer, antes de que concluyera el Tiempo de los Sueños, cuando aparecieron los hombres en su forma actual, les dijeron: "Este es vuestro país. Lo hemos creado para vosotros. Aquí viviréis y lo conservaréis tal como os lo entregamos. No lo dejaréis nunca, pues sois sus Guardianes. Sois los Guardianes de nuestra Creación."

No hay comentarios:

A Santiago, un astro de la música

Santiago, un niño que sueña canciones escrita en partituras para incitar al oyente a soñar,  pensarse y en especial hallar su esencia ...