jueves, 23 de agosto de 2012

LITERATURA: LA VIDA HUMANA EN FAULKNER



William Faulkner, Sureño 
que le aportó a la Literatura 
Contemporánea la confrontación
social y cultural de lo vivido  historicamente 
en un mundo ficticio como Yoknapatawpha

“La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen”
William Faulkner
Escritor Norteamericano
Premio Nobel de Literatura 1949.

La Literatura Contemporánea, siempre ha sido la lectura de las sensaciones y subjetividades humanas de lo que ha vivido o vive el hombre de su época. Pero en el caso de William Faulkner cuando se lee el sonido y la Furia, se nos muestra que el sonido molesto, es algo que el hombre siente por la desazón hacia  la cultura donde se encuentra inmerso.

Porque se está dejando llevar por lo artificial que coloca la barrera capitalista de acabar los patrimonios históricos para construir imponentes edificios bien de altura, pero con personas bastante vacías. Puesto que ellas para tener sus bolsillos bien llenos de dinero,  no les importa volverse idiotas como el pobre Benjy, capaces de vender a su propia madre con tal de que les dé un espacio dentro de ese imaginario que es el capitalismo.

El sonido y la furia es la
obra Cumbre de Faulkner
y es el medio para
comprender la vida en el
campo antes de los años 30s
dentro de la gran depresión
pero también es la oportunidad
para aprender a leer los
sentimientos humanos en torno
a los lugares de sus orígenes.


De ahí, que en el texto veamos un capitalismo apenas iniciándose en su furor, pues el pequeño condado de Yoknapatawpha, quería preservar esos momentos de tranquilidad y paz generados por ser solamente un lugar olvidado e inhóspito en medio del Mississippi. Y ahora habían perdido dicha paz y tranquilidad, por un progreso egoísta, calculador y demasiado estruendoso, donde lo único importante son los intereses de un pequeño grupo individual que compró la casa de la  Familia Compson, para volverla un campo de Golf para el divertimento de unos pocos, sin importar los muchos que gracias a esa compra van a perder la nostalgia y esperanza de los sueños y el recuerdo suscitados por el espacio de la casa donde crecieron Benjy, Quentin, Delsy, Sus padres, el tío Maury e igualmente la inocente y angelical Caddy.

Respecto a esto, podemos ver que Faulkner nos anticipó en su Obra Literaria, las sensaciones que siente y piensa un sujeto, cuando es quitado de forma arrojada o pagado de su lugar de génesis: la casa. Para no volverla a ver físicamente como era ella, sino quedarse con el recuerdo desde su imaginario de ¿Cómo eran sus espacios? Interrogante que cada vez más, se hace la familia de la historia, y por eso se traspasa la cerca, para ver como la demuelen y perforan en sus terrenos los profundos hoyos del campo de Golf,  el cual quedará donde antes era el lugar de mayor privilegio para un ser humano como es la casa.
Un ejemplo de lo anterior  es la siguiente cita del texto:

Fuimos por la cerca y llegamos a la verja del jardín, donde estaban nuestras sombras. Sobre la verja mi sombra era más alta que la de Luster. Llegamos a la grieta y pasamos por allí.
«Espere un momento». Dijo Luster. «Ya ha vuelto a engancharse en el clavo. Es que no sabe pasar a gatas sin engancharse en el clavo ese».
Caddy me desenganchó y pasamos a gatas. El tío Maury dijo que no nos viera nadie, así que mejor nos agachamos, dijo Caddy. Agáchate, Benjy. Así, ves. Nos agachamos y atravesamos el jardín por donde las flores nos arañaban al rozarlas. El suelo estaba duro.
Yoknapatawpha, el condado ficticio
de Faulkner recreado por algún artista
norteamericano, desde una mirada
tranquila, pero también confusa, viendo
devenir lo esperado gracias al capitalismo. 
Nos subirnos a la cerca de donde gruñían y resoplaban los cerdos. Creo que están tristes porque hoy han matado a uno, dijo Caddy. El suelo estaba duro, revuelto y enredado. (14)

Lo dicho, nos muestra que la Furia de los personajes es la perdida de sus orígenes que particularmente se encuentran asociados con su casa, porque allí podrían mostrar las facetas buenas como el amor, la amistad, el respeto, la tolerancia y la reflexión sobre las situaciones que Benjy, despertaba cada día con su trasegar de no ser un hombre de 30 años como no los plantea el texto, sino comportarse en un niño con cuerpo de hombre.

De la misma forma, en la casa podrían expresar sentimientos como la ira y el odio, ahora sin ella, tendría que decirlo frente a frente. Y en el menor de los casos, estas demostraciones podrían perturbar la existencia de algunos miembros de la familia. Perder una casa, no es simplemente el sinónimo de encuentro para morar en un lugar desde una ubicación especifica; sino que su perdida, reflejaría el no tener un status social o un lugar para la descendencia mayor o menor importante.

Por último, la inocencia es el rasgo incidencia dentro de la historia, pues Benjy en palabras de Faulkner veía:

Le importaba que fueran de seres humanos blandiendo palos de golf, TP podía dirigirse hacia matas de hierba o de maleza donde repentinamente aparecerían en las manos de TP pequeñas esferillas que competían con e incluso conquistaban lo que él ni siquiera sabía eran la gravedad y todas las leyes inmutables cuando salían despedidas de la mano hacia la tarima del piso o hacia la pared ahumada o hacia la cerca de cemento. (147)

En resumen para nuestro primer protagonista, la inocencia no es tanto un asunto de sensibilidad y de esperanza para buscar alcanzar los sueños de un mejor ideal de vida como sus hermanos. Ella es el recóndito, donde se puede esconder, pues no es y nunca ha sido importante para los miembros de su familia; entonces la mejor retaliación seria vender su casa a un premio muy bajo, ya que al ser menor lo mismo hombre, podría darse ese “lujo”  de compararlos con unos palos de Golf como dice el Apéndice. Chutarlos en unos hoyos como los observados en el campo de juego, donde queda su casa.

Caddy, sin embargo, era esa inocencia expectante que espera  quitarle el manto al necio para decirle que sus acciones no son siempre la mejor, pero que aún así, ella lo ama con dulzura como es el amor entre dos hermanos y cómplices de pilatunas.

Bibliografía:

Faulkner, William. El Ruido y la Furia. Traducción de Ana Antón Pacheco. Barcelona: Editorial Alfaguara.1998 4ta Edición.       

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