lunes, 5 de noviembre de 2012

COLUMNA # 11 "A la Bella Inés Posada y al Padre Arroyave en su Cumpleaños"

Inés y Orlando dos caminantes
misteriosos en el Universo mágico
de la Filosofía y la Literatura. Mientras
la primera canta en forma de oda los
sentires humanos de sus estudiantes
y de su eterno padre Jorge Luis Borges
el Padre, se dedica a interpretar cada
fenómeno develado en el caminar
a través del ser Hermenéutico "ser ahí"

A las dos personas que hoy les escribo, fueron mis primeros MAESTROS en mi proceso de iniciación en la Filosofía y en la Literatura, dentro de la Universidad Pontificia Bolivariana. Con la  Maestra, aprendí la magia de la imaginación, la ensoñación, pero antes que nada lo fascinante que es viajar entre las fronteras de lo ficcional y lo real del acto de leer.

Con el padre, comprendí en cambio, la incidencia que tiene lo interpretativo a la hora de lanzar o emitir un juicio con toda propiedad en torno a una propuesta de pensamiento. No sólo en la Filosofía sino dentro de la vida cotidiana.

Del mismo modo, ambos me ayudaron a formarme como una persona en el ámbito de la enseñanza, pues la mayor lección que me brindaron es: “la pasión como sustancia, para todo lo que vaya hacer en la vida”. Porque nadie puede enseñar un saber que desconoce o no ama; afirmación que a medida del paso en el tiempo, reconozco la necesidad de la seducción y la fascinación, a la hora de enseñarle a un conjunto de personas dentro de un aula de clases, ya que el sujeto denominado maestro, debe ser alguien enamorado o más vislumbrador de un aura propia de un intelectual, para generar eso que Gadamer, un horizonte de comprensión histórico de lo adquirido antes y asimilar lo explicado ahora.
La lectura como juego de lo sagrado y lo
profano, pues su sentido e interés deben
ser encontrados por el lector
desde el encuentro poético y pensante
hacía el texto. Palabra de ambos.



Seguidamente gracias a la Hermenéutica de Orlando, pude acercarme a Heidegger, Gadamer, Vattimo, Schleirmacher,  Hamann, Humboldt  entre otros; los cuales me han dado visiones de mundo más analíticas, pero muy en especial, reflexivas para develar la configuración de un ser en constante transformación intelectual. Como el hombre de la cultura contemporánea, lo mismo que el Ente donde solemos habitar en nuestro diario vivir.

Con Inesita, la madre filosófica de la facultad, he aprendido a reconocer los errores de redacción obtenidos en cada uno de mis textos, identificar los distintos tonos de voz a la hora de  escribir en Literatura y filosofía obviamente. Me hubiese encantado que ella no conociera mis “flaquezas”. Para que los textos presentados en su clase de Taller de Escritura y Composición Literaria, fueran perfectos sin ninguna tacha.

Artistas del conocimiento, para suscitar
nuevas formas de comprensión a través
de lo bello y estético de la palabra.

Aún así, ella es alguien muy especial, porque en ningún momento, me desanimó como a veces suele pasar con otros profesores en cursos de escritura, sino todo lo contrario, me animaba constantemente y reconocía tanto en público como en privado los grandes avances que mi escritura había obtenido en su curso. Además de las potencialidades que podía tener lo escrito de mi parte, si lo sé enfocar en el mundo literario.

Estos dos grandes maestros, buscaron siempre corregir mis textos, para ampliar mi visión de pensamiento y llegase cada día a ser el mejor en todo lo que haga.

Para cerrar les mando un caluroso abrazo, no sólo por las enseñanzas en el proceso formativo del docente de Filosofía y Literatura que está en una búsqueda constante cada día, tal y como es un hermeneuta. Sino también el ser humano amigo y colega de ustedes por la gran amistad dada por la magia del conocimiento.

Feliz Cumpleaños

Atentamente
Juan Esteban López Agudelo 

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